En la asunción como Párroco de esta Comunidad

A finales del 2015, sufrí una fuerte crisis en mi salud…

Hoy, estoy aquí, con mi historia, con mis problemas de salud, ¡¡¡con mis años, que no vienen solos!!!, con mis luces y sombras, con mis debilidades, pero con la inmensa alegría de ser Sacerdote-que es un regalo de Jesús- y de poder entregar mi vida para estar con ustedes y “acompañarnos”, para seguir caminando juntos el camino de la vida, para cuidar la vida y “cuidarnos” entre nosotros…

Lo primero que les digo es GRACIAS; a todos y a cada uno mi GRACIAS más sincero!!!

No vengo a ser fríamente el párroco, sino que vengo a agradecerles; quiero estar con ustedes con el calor de una memoria llena de gratitud; quiero compartir mi vida con ustedes que me recibieron, fueron mi contención, me llenaron de cariño y afecto; con ustedes que de mil maneras me hicieron sentir querido y valioso en mi dignidad de persona, en la amistad y en mi sacerdocio.

No es posible hacer una lista de gratitudes…

Gracias a mi Familia; Gracias por todo lo que me sostuvieron y ayudaron; Gracias por los chiquitos, una caricia para mi alma, en Máximo, Patricio, Isabela, Tomás, Josefina y en María, que ya casi está llegando… Diácono Antonio-Padre Edel

Gracias por todas las cruces y dolores; como los discípulos del Evangelio de hoy… Jesús nos llevó al Tabor, a la oración, al silencio y Jesús en su Transfiguración, transfiguró nuestra mirada y nuestro corazón.

Los discípulos eran tres… Jesús nos enseñó que ningún dolor lo lleva uno solo: Jesús nos regaló una familia para que una mano esté aferrada a Jesús y la otra muy unida al otro. Y la gracia de Jesús nos hizo más fuertes…

El Obispo, Monseñor Ojea, en la visita pastoral del año pasado, concluyó su visita diciendo: “Son un buena Comunidad, sigan adelante”  Entonces…

  1. “Comenzaremos haciendo lo necesario, para hacer lo posible y Dios estará haciendo lo imposible” (S. Francisco)

Lo necesario es lo que podemos hacer; la dura experiencia de mi salud me enseñó que ya hay cosas que ya no puedo y no debo hacer… para poder hacer lo mejor lo que sí puedo hacer.

Subida y descenso.

Nosotros necesitamos salir de la multitud, subir a la montaña, a un espacio de silencio, para encontrarnos con nosotros mismos y escuchar mejor la voz de Jesús. Esto lo hacemos en la oración.

¡Pero no podemos quedarnos ahí! El encuentro con Jesús en la oración nos empuja nuevamente a “descender de la montaña” y volver a la llanura donde nos encontramos con el resto de hermanos cargados de fatigas, injusticias, ignorancias, pobreza material y espiritual.

Escuchar a Jesús y ofrecerlo a los demás. Esto es lo necesario y lo posible; y Jesús hace lo imposible.

  1. El padre Juan Martín marcó el proyecto que valora la Educación en el Colegio… vamos a darle continuidad a ese proyecto.

Una vez le preguntaron a don Luis Landriscina que pensaba de los conjuntos folclóricos que utilizan amplificadores de sonidos, baterías… porque decían que eso no era folclore tradicional y les contestó: si la tierra y las raíces son las mismas, no se preocupen por la forma de la copa del árbol.

“Son un buena Comunidad, sigan adelante” Debemos cuidar la buena Comunidad que somos y seguir adelante es seguir creciendo en el camino de una Iglesia más simple, una Comunidad más humana, creadora de la cercanía y el encuentro; una comunidad que crece en el diálogo y en el compartir.

La página web que ya tenemos y toda la tecnología de los mails y WhatSpp no van a sustituir el encuentro personal entre nosotros: la verdad propia y la verdad del otro se descubre en el compartir cotidiano.

  1. La dura experiencia de mi salud y de miembros de la Comunidad me enseñó, duramente, que somos muy frágiles y débiles; con alegría y asumiendo nuestros achaques… Tito

El Papa Francisco, en aquel mensaje antes de ser el Pastor Universal de la Iglesia, define nuestro desafío de hoy: “caminemos juntos todos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño: ¡Cuídense! Cuiden de la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden a los niños, cuiden a los viejos.

Que no haya odio, que no haya peleas, dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie; dialoguen, que entre ustedes este deseo de cuidarse vaya creciendo en el corazón y acérquense a Dios.

Dios es bueno, Dios siempre perdona, Dios comprende, no le tengan miedo: Dios es Padre, acérquense siempre a Él.

Y que la Virgen los bendiga mucho, que Ella, como Madre, los cuide”

También te podría gustar...