UN REGALO DE DIOS Roma, Asís, Nueva Delhi, Bombay, Calcuta, Goa… Un itinerario espiritual que Dios me regaló
Concelebrar la Misa con Su Santidad, el Papa Juan Pablo II, en su Capilla particular o visitar a la Madre Teresa, conversar con ella y conocer su obra en Calcuta son hechos que de ninguna manera me hacen sentir más importante ni mejor que nadie. Haber vivido este viaje no significa que sea el dueño de la verdad o que ya no me equivocaré más en mi vida… Sigo siendo la misma persona sólo que he vuelto enriquecido por la experiencia y profundamente agradecido al Señor, por que con certeza puedo afirmar que todo esto ha sido nada más y nada menos que un regalo de Dios. Para mí, este viaje, consistió en ir, ver, sentir, tener el corazón en el pobre para después seguir haciendo, aquí, en Benavidez. (En ese tiempo era Párroco en Banavidez)
Según la Madre Teresa todo es muy simple: lo único que nosotros, y quien fuera, necesitamos es hacer el trabajo que nos toca, rezar y empezar a amarnos más los unos a los otros. El secreto consiste en aprender cómo rezar, cómo amar con más facilidad y cómo ofrecer un mejor servicio a los demás. La Madre Teresa encarna esa rara combinación del ser activo, con fundamento y el alma trascendental, contemplativa, una combinación que tiene su origen en la plegaria que, como ella afirma, le ayuda a alcanzar el «justo equilibrio entre la tierra y el Cielo». El servicio a los pobres no siempre consiste en hacer cosas por ellos, sino sobre todo estar con ellos en su sufrimiento, compartiéndolo con Cristo.
Mi primer contacto con la Madre Teresa es en la Casa Madre, donde está recuperándose después de su internación. Su salud está muy delicada sin embargo su ánimo, su dinamismo y su lucidez son asombrosos. Después que celebramos la Misa, ella nos recibe.
Se dirige a mí, sabiendo quien soy, dónde estoy y qué hago sin necesidad de que se lo explique, ella está al tanto de todo:
– Gracias por cuidar a las Hermanas. Ayúdelas a ser Santas.
– Yo tengo que ser Santo.-le respondo.
– Sólo será Santo si ayuda a los otros a ser SANTOS…-dice ella.
SISHU BHAVAN
Ese mismo día visitamos SISHU BHAVAN (que quiere decir Casa de los Chicos)
Es el Hogar para niños en Calcuta. Las Hermanas atienden a 462 niños enfermos, malnutridos o discapacitados mentales.
Hay bebés en incubadoras. Allí vimos una Hermana ciega a causa de un virus que contrajo en Egipto que le daba la mamadera a un niño.
También funciona aquí un centro de adopción. Hay 32.000 niños que fueron dados en adopción mientras que por la casa han pasado más de 40.000.
Cuando crecen los niños quedan muy agradecidos a las hermanas y suelen visitarlas: hay muchas fotos de los niños ya grandes.
Las Hermanas nos contaron el caso de un niño que adoptó una familia suiza. Al niño no le permitían salir de la India. La Hermana dice: «Es mongólico y se va a morir».
La respuesta oficial es: «Entonces pueden llevarlo»… Hoy es un gran músico…
Las Hermanas se ocupan de las madres solteras y les ayudan a conseguir trabajo. Además funciona aquí un consultorio de atención médica para pacientes externos.
¿QUE ES CALCUTA?
Calcuta es una ciudad donde viven 33.000.000 de personas, muchas de ellas en la calle. «Hay quienes nacen y mueren en la calle» nos decía una Hermana. Duermen y viven allí: colocan un nylon como techo extendido desde un pared firme y nada más, hay gente bañándose, los baños públicos están a la vista de todos. No son gente resentida ni violenta; hablan a los gritos. No hay pornografía visible y se manifiesta el respeto de la mujer (se bañan en público con el «sari» -su vestimenta típica- puesto)
En las veredas, además de los que viven, hay miles de negocios de cualquier tipo (gomerías, venta de tabaco, comidas, fotos, zapatillas, carpintería, arreglo de motos y autos) Así uno puede ver en medio de la humareda de fogones a carbón gente calentando agua o cocinando frituras con mucho picante junto a un peluquero que está afeitando a su cliente sentado en el suelo o una mamá lavándole los dientes a sus hijos en medio de todo ese desorden, mientras transcurre una despedida de soltero, o un velatorio, además de gente pidiendo limosna: discapacitados, ancianos, locos, desnudos… niños (hay que pagar para sacar una foto)
Todo eso ocupa la vereda así que hay miles de personas caminando por la calle, esquivando los autos que circulan a gran velocidad.
El tránsito es un desorden total de vehículos que intentan circular por calles rotas, sin semáforos, a los bocinazos: motos, bicicletas, mini-taxis (una especie de «siambretta» carrozada), tranvías, carritos tirados por una persona que lleva a otra, taxis- autos, ¡colectivos: aquellos antiguos ómnibus «leyland»!, todos vehículos que funcionan a gasoil… La contaminación es tan grande que el cielo no puede verse, a causa de la «nube» que envuelve a la ciudad haciéndola parecer siempre gris…
En la ciudad vemos un Templo Musulmán, una Iglesia Bautista, una Iglesia Anglicana… Se nota la fuerza del Budismo, la lucha con el Islamismo. Los Católicos son sólo el 1% de la población.
Calcuta es un espejo donde se refleja la miseria de la humanidad y en ella nuestra propia miseria.
Todo el mundo es Calcuta, símbolo de la Jerusalén caída, de nuestra propia naturaleza humana en la que todos encuentran su hogar. Ir a Calcuta es como meterse dentro de uno mismo y palpar el desorden y la miseria. Por eso Calcuta no es una ciudad más, un sitio pintoresco donde somos tan solo turistas: Calcuta nos proyecta a nuestro interior … ¿Y por casa cómo andamos?
Las calles de Calcuta conducen a las puertas del corazón de cada hombre. Y el mismo dolor, las mismísimas ruinas de nuestra Calcuta interior testimonian una gloria que en otro tiempo existió: fuimos creados para cosas grandes.
Lo que en otro tiempo fue nuestra plenitud se ha convertido en nuestro gran vacío: y esta es nuestra sed, nuestra pobreza.
NIRMAL HRIDAY (que quiere decir Casa del corazón puro)
NIRMAL HRIDAY (Hogar para moribundos en Kalighat)
Fue la primera Casa. Está ubicado en lo que fue antes un lugar de reposo para los peregrinos que acudían al templo de Kali (una diosa del hinduismo). El hogar se encuentra adosado al mismo templo.
El nombre Calcuta proviene de KALI, el nombre de la diosa y CUT que quiere decir ciudad. Cosa curiosa, a la Ciudad de la diosa Kali, hoy se la asocia en todo el mundo con la presencia y la acción de la Madre Teresa, la Madre Teresa de Calcuta hace de Calcuta su ciudad.
En este hogar les brindan alimentos, cuidados y amor… algunos se recuperan para volver a su «casa»que no es más que calle, otros mueren y su entierro se realiza de volver a su «casa» que no es más que la calle, otros mueren y su entierro se realiza de acuerdo a la religión que profese si se pudo averiguar.
Un día le dijeron a la Madre Teresa, siempre está atenta a todo lo que sucede, que habían llamado preguntando por su salud desde el Vaticano, el Presidente Clinton deseándole su recuperación, los musulmanes habían hecho una peregrinación a La Meca para pedir por su salud, de la Iglesia Anglicana que rezaban también por ella…. Después de guardar un momento de silencio, su comentario, pausado y pesando cada palabra que decía, fue: “Cuánto hace Dios con tan poca cosa».
PREM DAN (que quiere decir «don de amor»)
Es un hogar para deficientes mentales y dispensario para proveer medicinas a los leprosos que están en tratamiento.
GANDHIJI PREM NIVAS
GANDHIJI, PREM NIVAS (Centro para pacientes de lepra en TITAGARH-CALCUTA)
Se lo denominó así en honor de Gandhi. Los propios pacientes lo construyeron y allí pueden vivir y trabajar. Cultivan sus propios vegetales, crían peces en unos piletones y cabras y otros animales en una pequeña granja. También funciona allí un taller de confección donde se hacen mantas y los «saris» (vestimenta típica que adoptaron como hábito) de las Hermanas de todo el mundo (hilan el algodón, lo tejen y luego confeccionan).
La detección precoz de la enfermedad y su tratamiento adecuado en las primeras fases del mal conducen a la curación del paciente. Esta obra está a cargo de los Hermanos Misioneros de la Caridad, que trabajan junto con médicos voluntarios y con la ayuda de los mismos pacientes que enseñan a otros a cuidarse e higienizarse.
La Madre Teresa es el testimonio viviente de lo que significa vivir a Jesús. Por eso no se entiende a la Madre Teresa sin la Iglesia, sin la interioridad referida permanentemente a Jesús. La Madre Teresa nunca se desviaría de la doctrina de la Iglesia; no podría y probablemente tampoco querría hacerlo. Ella ha elegido amar en un ámbito en el cual la mayoría de las personas no podría hacerlo, entre los pobres y los que sufren. Y la vía que eligió para hacerlo es la cristiana y su Dios es Jesucristo. Su compromiso con Cristo ocupa un lugar central en todo lo que hacen ella y las demás Misioneras de la Caridad. Ella nos dice que la única respuesta es el amor. Cómo es el optimismo de la Madre que, sin dejar de ver que existe lo peor, construye a partir de lo que tiene. ¡Pensar que nosotros nos desalentamos o nos malhumoramos ante la más mínima contrariedad!
Conversando con una de las Hermanas nos decía: «Trabajamos con las llagas del hombre y en él vemos a Jesús y le decimos: Jesús te quiero en este moribundo. Para las Hermanas de su Congregación la obediencia es aún más estricta que la pobreza. El mundo tiene sed de santidad. De ahí la radicalidad en su entrega: mirar sólo a Jesús. Mirar a Jesús en el corazón del otro.
Cada uno es un pedacito del corazón de Dios.
Sólo en Dios encontramos nuestro lugar y sólo en Dios encontramos al hombre.»
«Por Jesús y por los pobres más pobres» es lo que dice la Madre Teresa en su dolor más grande de la enfermedad.
¡Y no debe ser tan fácil! Cuando se encuentra uno con 30.000 niños muertos de malaria… O lo que pasó en Ruanda después de un ataque había balas en el piso, en el techo… y ninguna Hermana y ningún enfermo fueron tocados por ellas. Dios seguro que está… Es la única explicación posible.
Nos cuenta la Hermana que había un pobre que no quería comer porque la comida estaba hecha con cáscara de trigo cocido que es muy pesado para digerir. A lo que la Madre Teresa le dijo: «Es lo que yo y mis Hermanas vamos a comer ahora» Impresionado por esto finalmente el hombre aceptó comerlo. «Yo lo como ahora»- dice. Ser pobre es vivir como pobre, y no hacer demagogia con ellos… El pobre no es una estadística, es Jesús que tiene sed de ayuda, consuelo y afecto en ese pobre.
Nuevamente la Misa en la Casa Madre. La Madre Teresa está muy dolorida. Así y todo tiene algo para decirme:
«Jesús necesita de usted. Y Jesús necesita de mí. Usted y yo hacemos algo maravilloso para Dios».
Todo es muy importante pero hay algo en particular que deseo recordar: El sacramento de este momento presente… Sólo tenemos el día de hoy para ocuparnos de lo que Jesús nos pide.
Una anécdota de la Madre Teresa cuando estaba visitando su Casa en Roma viene a visitarla un Cardenal filipino para pedirle la posibilidad de abrir una casa de las hermanas Misioneras de la caridad en su país…
Cuando la Madre llega, hay pobres en la puerta, la Madre se detiene y los atiende… Las Hermanas están nerviosas porque la madre se detiene mucho tiempo con los pobres. ¡Madre, la espera el Cardenal!
A lo que con un sencillez asombrosa responde: «Al Cardenal le voy a contestar que con mucho gusto las Hermanas van a ir a Filipinas». Esa decisión la tomó mientras rezaba atendiendo a Jesús en esos pobres. Poniéndole la mano sobre la cabeza a uno de lo pobres la Madre preguntó: «Jesús, ¿qué tengo que hacer?» Y Jesús le contestó: «Las Hermanas tiene que ir a Filipinas». Si yo no le rezo a Jesús no le puedo dar una respuesta al Cardenal.
Después atiende al Cardenal y sigue atendiendo a los pobres.
«Adoramos a Cristo presente en el corazón del hombre.
Esto es el cielo. Por eso el cielo ya empezó para mí».
«¡Cómo debe tener el sacerdote limpias las manos para la Eucaristía!
Así debemos tener limpias las manos para adorar a Jesús en los pobres.
Hace falta un corazón puro para ver a Dios: hay que pedirlo».
Ante la insistencia de alguien que quería entrevistarla, las Hermanas le preguntan a la Madre Teresa si no podría recibirlo y ella le responde: «¿Por qué tiene que verme a mí? Ud. ¿Aceptaría ser voluntario en el Hogar de los Moribundos durante una hora? Más que verme a mí lo importante es ver eso…”
La Madre Teresa vive la santidad hoy y nos enseña a vivirla nosotros también con sencillez cotidiana. Algún día la Iglesia reconocerá sus méritos oficialmente y la proclamará Santa …
Recordemos que ella no es la única, también hay otras personas (de la Congregación de los Misioneros de la Caridad u otras Congregaciones, sacerdotes, religiosos o laicos) en todo el mundo que hacen cosas en favor de los más pobres y viven una entrega como ella por amor a Cristo… aunque no son noticia. Mirando toda esta realidad de entrega y amor podría llevarnos al cuestionamiento: Y yo ¿no hago nada? A lo que la Madre Teresa nos responde: “No tienen que hacer las cosas que yo hago. Si quiero dejarles como herencia algo es hacer las cosas que ustedes tienen que hacer profundamente unidos a Jesús, alimentados de Jesús en la Eucaristía, en La Palabra, en la oración viviendo el Espíritu de Jesús, sirviendo a Jesús en todos los hombres siempre llenos de una profunda alegría.»
Ir a la fuente alimenta nuestra fidelidad a la Iglesia
El valor de una Misa celebrada sobre la propia tumba de San Pedro
Celebrar esta Misa en este preciso lugar realimenta nuestro compromiso de fidelidad para con la unidad de la Iglesia; nos recuerda que la única Iglesia de Cristo, Nuestro Salvador, después de su resurrección, la entregó a Pedro para que la pastoreara. Le encargó a él y a los demás apóstoles que la extendieran y la gobernaran… Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él.
El Espíritu Santo que habita en los creyentes y llena y gobierna a toda la Iglesia, es quien realiza esa admirable comunión de fieles y une a todos en Cristo tan íntimamente que es el principio de unidad de la Iglesia.
Que llegaran todos nuestros ruegos e intenciones a los oídos de la Madre Teresa que nos envió una carta de bendición, haber sentido el compromiso del Papa que va a rezar por nosotros, por nuestras necesidades, haber puesto en la tumba de San Francisco, aquel que supo rezar «Señor, haz de mi un instrumento de tu paz…», todos los deseos y pedidos de paz y de bendición para nuestro pueblo, para nuestro país, que la Argentina y Benavidez en particular hayan estado en los oídos y en el corazón de la Madre Teresa y del Papa es uno de los regalos más grandes que pude haber recibido de Dios. Porque cuando hablo de Benavidez no me refiero tan solo a los católicos, sino a todas las personas que viven acá, cuyos deseos y necesidades llevé en mi corazón para presentarlos y para traerles a mi regreso la bendición.
Como dice la Madre Teresa: «Al budista tenemos que ayudarlo a ser un buen budista, al católico un buen católico, al judío a que sea un buen judío … rescatar de todos y cada uno lo más grandioso que tienen que es su dignidad de ser persona, de ser un hijo de Dios.»
Concelebrar la Misa con Su Santidad, el Papa Juan Pablo II, en su Capilla particular o visitar a la Madre Teresa, conversar con ella y tomar conocer su obra en Calcuta son hechos que de ninguna manera nos hacen sentir más importantes ni mejores que otros. Haber vivido este viaje no significa que hayamos alcanzado la perfección o que ya no nos equivoquemos… seguimos siendo las mismas personas sólo que hemos vuelto enriquecidos por la experiencia y profundamente agradecidos al Señor, porque con certeza podemos afirmar que todo esto ha sido nada más y nada menos que un regalo de Dios. Tan solo consistió en ir, ver, sentir, tener el corazón en el pobre para después hacer.
Según la Madre Teresa todo es muy simple: lo único que nosotros, y quien fuera, necesitamos es hacer el trabajo que nos toca, rezar y empezar a amarnos más los unos a los otros. El secreto consiste en aprender cómo rezar, cómo amar con más facilidad y cómo ofrecer un mejor servicio a los demás. La Madre Teresa encarna esa rara combinación del ser activo, con fundamento y el alma trascendental, contemplativa, una combinación que tiene su origen en la plegaria que, como ella afirma, le ayuda a alcanzar el «justo equilibrio entre la tierra y el Cielo. El servicio a los pobres no siempre consiste en hacer cosas por ellos, sino sobre todo estar con ellos en su sufrimiento, compartiéndolo con Cristo.
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