21 y 22 Abril 2018 Domingo 4to. de Pascua-Ciclo B

1 Lectura de los Hechos de los Apóstoles      4, 8-12

            Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos, ya que hoy se nos pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue curado, sepan ustedes y todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos.

            El es la piedra que ustedes, los constructores, han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular. Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos alcanzar la salvación.»  Palabra de Dios.

SALMO Sal 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28 y 29 (R.: 22)      R. La piedra que desecharon los constructores  es ahora la piedra angular.

¡Den gracias al Señor, porque es bueno,

            porque es eterno su amor!

            Es mejor refugiarse en el Señor

            que fiarse de los hombres;

            es mejor refugiarse en el Señor

            que fiarse de los poderosos.  R.

            Yo te doy gracias porque me escuchaste

            y fuiste mi salvación.

            La piedra que desecharon los constructores

            es ahora la piedra angular.

            Esto ha sido hecho por el Señor

            y es admirable a nuestros ojos.  R.

            ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

            Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:

            Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias;

            Dios mío, yo te glorifico.

            ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,

            porque es eterno su amor!  R.

2  Lectura de la primera carta del apóstol san Juan  3, 1-2

            Queridos hermanos:

            ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él.

            Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Palabra de Dios.

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan  10, 11-18

            En aquel tiempo, Jesús dijo:

            «Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.

            Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí -como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.

            El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre.» Palabra del Señor.

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