4 1 En la Casa Madre donde está enterrada Santa Teresa de Calcuta

En la Casa Madre donde está enterrada Santa Teresa de Calcuta       

Gratitud y vivencia, en este regalo de Dios…

Peregrinar por el camino que recorrió la Madre Teresa, ir al “espíritu” y conocer cada obra en Calcuta son hechos que de ninguna manera me hacen sentir más importante ni mejor  que nadie.  Haber vivido este viaje no significa que sea el dueño de la verdad o que ya no me equivocaré más en mi vida…

Sigo siendo la misma persona sólo que he vuelto enriquecido por la experiencia y profundamente agradecido al Señor; con certeza puedo afirmar que todo esto ha sido nada más y nada menos que un regalo de Dios.

Para mí, este viaje, consistió en ir, ver, sentir, tener el corazón en el pobre para después seguir haciendo, aquí, en Tigre.

Según la Madre Teresa todo es muy simple: lo único que nosotros, y quien fuera, necesitamos es hacer el trabajo que nos toca, rezar y empezar a amarnos más los unos a los otros.

El secreto consiste en aprender cómo rezar, cómo amar con más facilidad y cómo ofrecer un mejor servicio a los demás.

La Madre Teresa encarna esa rara combinación del ser activo, con fundamento y el alma trascendental, contemplativa, una combinación que tiene su origen en la oración que, como ella afirma, le ayuda a alcanzar el «justo equilibrio entre la tierra y el Cielo».

El servicio a los pobres no siempre consiste en hacer cosas por ellos, sino sobre todo estar con ellos en su sufrimiento, compartiénd olo con Jesús.

La enorme gracia de la fraternidad: Movimiento Corpus Christi Está reflejado en «Todas las Fotos»

Fuimos un grupo de 43 sacerdotes diocesanos que llegaron de diferentes partes del mundo: fue una peregrinación / retiro a lugares donde vivió y trabajó Madre.

Seguir los pasos de Santa Teresa de Calcuta, rezando, reflexionando para profundizar en su espiritualidad y esta peregrinación nos ayudó a comprender mejor el carisma de la Madre.

Caminamos por las calles de Calcuta meditando sobre lo que dijo la Madre: «Jesús en la Eucaristía y Jesús en el más pobre de los pobres»

En las mañanas… Cada día comenzó yendo en pequeños grupos para celebrar la misa en las Casas de las Misioneras de la Caridad y después de la misa, ayudaremos a las Hermanas y Hermanos MC en el apostolado de sus hogares.

  1. En la Casa Madre donde está enterrada Santa Teresa de Calcuta;

  2. Shishu Bhavan, la casa para los niños;

  3. Casa de Beatificación para la formación de las Hermanas

  4. Daya Dan, hogar de los niños discapacitados;

  5. Prem Dam, la casa de los enfermos y Kalighat, el hogar de los moribundos;

    Kalighat, la primera casa fundada por la Madre

  1. El hogar de las Hermanas Contemplativas y los Hermanos y los Padres MC también nos han invitado a visitar sus hogares.

Todos los días fuimos a una casa diferente.

En las tardes, después de tener tiempo para orar y meditar, nos acompañaron diferentes personas que conocieron a la Madre para compartirnos una charla sobre diferentes aspectos de la vida de Santa Teresa.

Eso nos ayudó a experimentar la riqueza, la grandeza y la santidad de Santa Teresa aplicada a nuestras vidas, aplicada a nuestro sacerdocio.

Por las noches fuimos a la Casa Madre para unirnos al tiempo de Adoración al Santísimo Sacramento con las Hermanas, para reflexionar frente al Santísimo Sacramento, seguido de una cena en la Misión Bautista, nuestra residencia.

Fueron muy enriquecedores los tiempos para la fraternidad, algunos sacerdotes nos compartieron puntos sobre el carisma y la espiritualidad del Movimiento y compartimos nuestras experiencias y gracias diarias.

Vivimos y experimentamos una gran fraternidad entre nosotros como sacerdotes procedentes de todas partes del mundo y teniendo un deseo común de vivir el carisma y la espiritualidad que nos dio la Madre cuando nos dijo «Jesús dijo:» Tengo sed «, unámonos todos; para saciar esta sed de amor por las almas”

Mi gratitud al Padre Juampi por su generosidad; gracias a cada uno de ustedes por la oración, que me hizo tenerlos muy presentes en todo momento. Recé por cada uno y por sus intenciones.

Gracias a todos y por todo; Gracias.

Reflexiones relativas a la figura y a la misión del sacerdote

Del sacerdote se dice ante todo que es «tomado de entre los hombres».

No es, por lo tanto, un ser desarraigado o caído del cielo, sino un ser humano que tiene a sus espaldas una familia y una historia como todos los demás.

«Tomado de entre los hombres» significa también que el sacerdote está hecho de la misma pasta que cualquier otra criatura humana: con los deseos, los afectos, las luchas, las dudas y las debilidades de todos.

La Escritura ve en esto un beneficio para los demás hombres, no un motivo de escándalo. De esta forma, estará más preparado para tener compasión, estando también él revestido de debilidad.

Tomado de entre los hombres, el sacerdote es además «constituido para los hombres», esto es, devuelto a ellos, puesto a su servicio.

Un servicio que afecta a la dimensión más profunda del hombre, su destino eterno. San Pablo resume el ministerio sacerdotal con una frase: «Que nos tengan los hombres por servidores de Jesús y administradores de los misterios de Dios»

Esto no significa que el sacerdote se desinterese de las necesidades también humanas de la gente, sino que se ocupa también de éstas con un espíritu diferente al de los sociólogos o políticos.

La que hemos trazado es una visión positiva de la figura del sacerdote.

No siempre, lo sabemos, es así. De vez en cuando las crónicas nos recuerdan que existe también otra realidad, hecha de debilidad e infidelidad…

De ella la Iglesia no puede hacer más que pedir perdón.

Pero hay una verdad que hay que recordar para cierto consuelo de la gente. Como hombre, el sacerdote puede errar, pero los gestos que realiza como sacerdote, en el altar o en el confesionario, no resultan por ello inválidos o ineficaces. El pueblo no es privado de la gracia de Dios a causa de la indignidad del sacerdote. Es Jesús quien bautiza, celebra, perdona; el sacerdote es sólo el instrumento.

Me gusta recordar, al respecto, las palabras que pronuncia antes de morir el «cura rural» de Bernanos: «Todo es gracia». Hasta la miseria de su alcoholismo le parece gracia, porque le ha hecho más misericordioso hacia la gente. A Dios no le importa tanto que sus representantes en la tierra sean perfectos, cuanto que sean misericordiosos.

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