Las Bienaventuranzas Reflexiones

Las sorprendentes felicidades de Jesús, expresadas en las bienaventuranzas.
Vivencia-Viaje a Tierra Santa-Un grupo de 12 sacerdotes de distintas diócesis y que vivimos espiritualidades distintas: el objetivo del viaje era conocernos y enriquecernos con estos distintos caminos de espiritualidad. Uno de nosotros presidía y los demás concelebrábamos la Misa de cada día; a mí me tocó presidir en la Iglesia de las Bienaventuranzas. El templo termina en una cúpula y en sus paredes circulares están proclamadas las bienaventuranzas; en la base de esta cúpula se anuncia “Felices los pobres…”; sobre esta base, artísticamente expresado, las otras bienaventuranzas, como ladrillos de la edificación que termina en la punta de la cúpula, que en esa concepción arquitectónica simboliza el cielo, la meta de nuestra peregrinación por este mundo. El mensaje es claro e impactante… desde los felices los pobres se construyen las otras bienaventuranzas.

¿Por qué el “Felices los pobres” es el cimiento sobre el que se edifica la vida del caminante a la felicidad del cielo?
Madre Teresa -¿Qué cosas vio en Calcuta que más le hayan tocado el corazón? -Una familia, la madre le lava los dientes, la cara, los peina y les da un beso…se toma de la mano con el marido y tomados de la mano comienzan a caminar. -Sin esa ternura no podrían vivir; el que no tiene ternura está enfermo en su corazón y se muere. La ternura es un sentimiento que engrandece al hombre; es la demostración más sublime del afecto entre las personas que se aman. Es la fuerza capaz de transformar los más pesados ambientes.
“La Virgen María transformó una cueva de animales en la casa de Jesús con dos pañales y una montaña de ternura”
La ternura es cuidarnos unos a otros. Cuidar, como nos enseña san Francisco: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el medio en el que vivimos. Es custodiar. Es el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los esposos se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad la amistad, que es un mutuo protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Seamos custodios de los dones de Dios.

Las Bienaventuranzas fueron predicadas por Jesús desde la altura de la montaña, que baja hasta el lago de Tiberíades. Desde el llano sólo se ve la ladera de la montaña… Mirar desde el llano nos hace miopes xq solo vemos una parte de la realidad. La imagen invertida de la montaña nos enseña que todos los que quieren seguir a Jesús, deben aprender a invertir todas sus maneras de ver y de hacer, la dirección de sus deseos, el diseño de su vida. Desde la altura de la montaña se puede ver: Cafarnaúm, el lago, el lugar de la pesca, Jesús que camina sobre el agua, la elección de los discípulos, la profesión de fe de Pedro, la multiplicación de los panes, las curaciones… Hacia atrás, quedan la infancia de Jesús y su vida oculta… y hacia adelante la entrega, la cruz, la muerte y la Resurrección.

La Virgen, es la Madre de los pobres: «ha mirado la humilde condición de su sierva… ha hecho en mí cosas grandes… me llamarán feliz-bienaventurada todas las generaciones» Mientras que a los ricos los despide vacíos y a los poderosos los remueve de sus tronos. Es la más buena discípula del Maestro, y por tanto, a su vez, la más buena Maestra para nosotros.
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